16 de marzo de 2010

LA RECONSTRUCCION DE HAITI AUN NO COMIENZA


Santo Domingo. Cuando se cumplen más de dos meses del terremoto que destruyó prácticamente el vecino país de Haití, los trabajos para su reconstrucción se observan bastante lentos e incluso se puede decir que encuentran en un punto muerto, a pesar de la gran cantidad de ayudas que se anunciaron a raíz del desastre.

Basta con recorrer la capital haitiana para darse cuenta que las labores de reconstrucción no han comenzado porque las casas y los edificios que sucumbieron permanecen en suelo tal y como quedaron al momento del seísmo.

Las escuelas, el hospital, edificios institucionales y la basílica entre otros no han recibido ni siquiera la remoción de los escombros, así mismo permanecen numerosas casas de familias en las que se puede apreciar los vehículos sepultados en las marquesinas de las mismas.

Incluso el Palacio Presidencial que se podría considerar como de primer orden en lo referente a la reconstrucción por ser la sede del Presidente de la República, René Preval se encuentra tal y como ocurrieron los hechos, ahora vigilado celosamente por los denominados Cascos Azules, de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH). Ese lugar se ha convertido en una referencia para los turistas.

Frente a la otrora vistosa obra arquitectónica que fue el Palacio Nacional de Haití se encuentra hoy uno de los más grandes campamentos de familias de refugiados y damnificados del terremoto, amontonados en deterioradas carpas en las que un pies no la separa a una de la otra, sin espacio, donde no se puede estar de pies, sin colchones ni ninguna otras facilidades para un ser humano.

No obstante, es mucho el rugir y a cada momento se escuchan las promesas de ayudas internacionales como es el caso de la Unión Europea que anuncia a los cuatro vientos que socorrerá a Haití y que el mayor volumen de ayuda seguirá fluyendo hacia las zonas devastadas donde por lo que pudimos ver aguardan por ellos.

En Haití como el primer día, las poblaciones haitianas continúan padeciendo de problemas básicos como el acceso a los alimentos, agua potable, asistencia sanitaria y exclusión social.

Algo preocupante en la vecina isla y especialmente en la capital Puerto Príncipe es que a los daños causados por el seísmo se sume una anunciada temporada de lluvias para los próximos días, lo que podría empeorar aún más la situación de miles de personas que se encuentran en lugares precarios.

Además de la gran inseguridad existente, se agrega a los problemas la dificultad para que las raciones alimenticias lleguen con la regularidad necesaria a ciertos lugares de prioridad y que se encuentran muy apartados de la capital, donde la situación que se vive desde el mismo 12 de enero es realmente indescriptible.

Ante todo esto es necesario señalar que muchos comerciantes iniciaron la lucha por la vida colocando sus mercancías a las puertas de las carpas que ocupan o en las aceras donde ofertan diferentes productos que le proporcionen la subsistencia de los suyos.

El desorden y el caos impera en Haití, especialmente en Puerto Príncipe donde el tránsito vehicular se ha tornado muy difícil y sumamente peligroso por la ausencia de la disposición militar que regule esta situación a pesar de que se observa con frecuencia el paso de vehículos militares de los Cascos Azules y de la Policía haitiana.

Acudir a un campamento de refugio donde los mismos haitianos armados venden funditas de agua, es correr el riesgo de una agresión porque sus ocupantes piensan que todo el que allí se acerca es para llevarle algo de comer o de beber.

Y si a todo lo que acontece allá dentro en Haití, le agregamos la situación que impera en la frontera, especialmente en la aduana del lado haitiano, quienes obstaculizan el paso de los vehículos que transportan las ayudas humanitarias con chantaje de pago de peaje.

Como consecuencia actualmente convoy de vehículos pesados algunos cargados de alimentos de fácil descomposición permanecen por varios días a lo largo de la carretera a la espera de que los dejen cruzar.

Funcionarios aduanales haitianos en Jimaní exigen pago de impuestos, lo que no se corresponde porque en la mayoría de los casos se trata de ONG que llevan ayudas para cooperar con las labores de rescate, reconstrucción y otros tipos de asistencias.

Al cumplirse dos meses del terremoto la reconstrucción no ha arrancado a pesar de que se ha anunciado millones de dólares y euros en donaciones, pues existe la desconfianza en darle el dinero al Gobierno de acuerdo al criterio de numerosas personas consultadas en Haití.

De acuerdo a esos sectores de la población, en Haití no hay institucionalidad por lo que persiste el temor y la desconfianza de que el dinero de las donaciones internacionales tome otro rumbo y no llegue hasta donde debe llegar para iniciar el gran proceso de rehabilitación y reconstrucción del país.

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