8 de marzo de 2010

GUIDO PRESIDENTE ?


En política para tratar de alcanzar una posición a la que se aspira, la condición previa para lograr ese objetivo, es lanzarse al rio o al mar, -un cursi diría, “a las aguas procelosas de la política”-, y una vez allí, nadar hasta llegar a la meta, sea como ganador o como perdedor, o retirándose, si las fuerzas no alcanzan para más.


De manera, que dado que la ambición política que ha mostrado el señor Guido Gómez es harto conocida de todos, que nos anuncie su disposición de disputarle a Miguel Vargas Maldonado la candidatura a la presidencia de la república por el PRD, debe ser aceptada deportivamente, e incluso, si yo fuera Vargas Maldonado, hasta la celebraría.

La razón para esto último es que, dado que todas las encuestas mínimamente serias dan a Miguel Vargas como seguro ganador, el que alguien se atreva a disputarle esa posición en el seno del PRD, sería una ocasión magnifica para definir claramente los campos, la línea divisoria entre “amigos/enemigos”, o “aliados/adversarios”, y eso no de manera oculta sino de cara a la galería. Eso dejaría de manera nítida ante el país quien, de verdad –si alguna duda cabe aún-, tiene el liderazgo político del PRD en esta coyuntura.

Este razonamiento parte de la premisa de que realmente Guido Gómez quiere disputar esa posición porque cree que tiene una opción real o cuantitativamente probable de ganar, ya que si se trata de un órdago, de un “allante”, un “mostrar los dientes” para ver que me ofrecen a cambio, ya no estamos ante una competencia política real, sino ante una estrategia para “situarse”, una manera de decir, “que hay de lo mío”. Una táctica de negociación política personal.

Si esto fuera lo que realmente busca, con ese anuncio, Guido Gómez, demostraría una falta de fineza política monumental, pero como, en la política dominicana el arte de la esgrima política y de las buenas maneras, no está muy en auge, y más bien la política parece una jungla en la que las fieras se disputan cualquier despojo, cualquier hipótesis es factible.

Dicen que una de las desgracias mayores que puede tener una persona es no ser desmemoriado. Recuerdo nítidamente el comportamiento que tenía el autor del anuncio cuando hizo todo lo imaginable e inimaginable hasta provocar que Hatuey De Camps, se marchara del PRD- habiendo mantenido este durante todo el periodo de gobierno de Hipólito Mejía posiciones muy en la línea del PRD de toda la vida-, porque él aspiraba a ocupar su puesto o lo veía como un obstáculo en su carrera política.

De la hemeroteca que tengo en la cabeza me viene el recuerdo de sus palabras hablando de comprar a quien fuera necesario comprar, porque dinero había para ello. También me viene a la memoria, una tarde en Madrid, cuando el entonces flamante Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, en un acto público en el salón Bolívar de la Casa de América, ante unas críticas a la acción del gobierno dominicano que hicieron mis amigos y ex compañeros profesores universitarios, la socióloga Isis Duarte y el abogado y politólogo Pedro Catrain, arremetió contra ellos llamándoles “intelectuales perfumados” que no sabían distinguir entre “la política y la poesía”.

El comentario que hizo el agudo periodista español Miguel Ángel Aguilar, actuando como moderador en la mesa, a las agresivas e impropias palabras de Guido Gómez, fueron las siguientes: “A algunos políticos, la más mínima crítica les parece injusta y desmedida, y cualquier alabanza, por más improcedente o excesiva que sea, les parece insuficiente”. Retrataba así la arrogancia de muchos políticos en el poder, que se creen tocados por la divinidad e intocables por cualquier humano despojado de poder.

El PRD, para recuperar el liderazgo nacional popular que siempre tuvo hasta fecha más o menos reciente, necesita dejar que compitan todos los políticos que aspiran a ser “jefes”, pero una vez contados los votos de sus eventos internos, tendrá que aplicar una política de lejía pura para lavar más blanco.

Debe introducir una disciplina interna democrática, y encauzar las ambiciones personales, a través de la criba de los méritos y capacidades necesarios para los desempeños a que se aspire. No es verdad que baste ambicionar un puesto para que ese deseo se troque en legitimo y los partidos lo traduzcan en poner sus nombres en las listas. Como en cualquier organización funcional para cada puesto hay que tener un determinado perfil en consonancia con el mismo, no todo el mundo vale para todo, ni en política, ni en nada.

Para ganar el respeto y la aceptación de los dominicanos – y sus votos-, hay que presentar candidatos, a todos los puestos, que ofrezcan un mínimo de garantías de todo tipo. Esa es la exigencia elemental de un partido con vocación de poder, y que debe ofrecer a la ciudadanía, una oferta de regeneración política y ética en los tiempos presentes.


Fuente:
Perspectivaciudadana.com
Por Carlos Baez Evertsz

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