Fuente: UDEMA
Al llegar al final de la década en que estamos es bueno hacer una reflexión, nos hemos dada cuenta que hemos perdido en nuestra comunidad 50 años esperando un salvador para que resuelva los problemas que tenemos como pueblo, hemos nacido, crecido y multiplicado viviendo con la esperanza de que algo bueno viene para Manzanillo y nos hemos olvidado de que todos los cambios suceden de adentro hacia afuera, que a otras comunidades no les importa si progresamos o no. Nuestro desarrollo depende de nosotros mismos y no de un megapuerto, de una planta de carbón y otros proyectos que nos han mariado por décadas.
Queremos que vengan de fuera a desarrollarnos y no hacemos nada por hacerlo nosotros, nuestro pueblo sin darnos cuenta se ha convertido en un pueblo fantasma con un futuro que mirando superficialmente no pinta muy alentador, no estamos haciendo nada internamente para que el panorama sea distinto, seguimos esperando que vengan de fuera a hacer lo que supuestamente debemos hacer nosotros, es tratar de desarrollar y poner a funcionar las cosas y riquezas que tenemos, que talvez por verlas todos los días no las apreciamos, como son nuestras playas, nuestra puesta de sol, nuestros manglares, nuestra capacidad de divertirnos. Debemos explotar nuestras capacidades y hacer que la gente nos visite y vea nuestras bondades. Eventos como el Torneo de Pesca pasado y las dos versiones de nuestra Semana Cultural Manzanillera son dos ejemplos tangibles de que sí se puede.
Cada manzanillero debe convertirse en promotor de su pueblo, tanto los que vivimos fuera como los que residen dentro, más los que están allá porque son los que reciben los beneficios, tanto económicos como sociales. No perdamos los próximos 50 años esperando que alguien resuelva nuestros problemas, esta en nosostros encontrar las soluciones y es un deber de todos.
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