Por: Ana Pereyra
El líder cívico Martín Luther King tuvo un sueño, luchó y murió sin verlo hecho realidad. Tal vez su sueño era una utopía. Una palabra inventada cuando la realidad está lejos de nosotros. Otros en otras partes del mundo también tienen su sueño.Yo al igual que muchos dominicanos tengo el mío; quiero un país “libre” de ingerencia de Estados Unidos, que con sus estudios siempre salimos mal parados.
Que los políticos no sean tan corruptos y oportunistas, sólo aspiran a cargos gubernamentales para llenarse el bolsillo, que piensen en un segundo en su misión de servicio al país.
Sueño con niños jugando en los parques, sin miedo a una bala perdida, con carita de inocencia y esperanza en un futuro mejor.
Sueño con un país sin políticos como Tony Peña Guaba, Angel Lockward, Amable Aristiy Castro y la lista sería laaaaarga; estos personajes -cada uno en su categoría- que cambian de bando como de ropa interior, viven del chantaje y del oportunismo y sólo piensan en sus bolsillos y olvidan el hambre y la misería a que es sometido el pueblo.
Sueño con una nación donde no se minimice la corrupción, sólo por ponerle un nombre a la desfachatez, el abuso, la traición a los principios, por el abuso de poder y el poseer licencia para saquear la cosa pública.
Sueño con un cuerpo castrense lejos de las drogas, la delicuencia y el chantaje, pero sobretodo sueño con militares en los cuarteles y en las calles cuidando a la ciudadana, no prestando servicios a los funcionarios, de perritos falderos en los supermercados empujando carritos de compras, cuidando las grandes torres y residencias, mientras el pueblo carece de vigilancia.
Sueño con que la Constitución no sea un pedazo de papel, que cambie cada 4 años, según le convenga al gobernante de turno, llámese PRD, PLD o PRSC.
Hace tiempo que salimos de Joaquín Balaguer, dejémoslo descansar, no lo inmolemos más, segundas partes nunca han sido buenas.
Sueño que cuando los niños pobres, acudan a las escuelas, con sus estómagos pegados a la espalda por el hambre, tratando de buscar del pan de la enseñanza, ninguna mano misteriosa haga que se intoxiquen y terminen en la sala de emergencia de un hospital.
Sueños que los hospitales públicos no carezcan de los elementos básicos para atender a los pacientes, hilo, suero, gasas, alcohol, agujas y con unos médicos que olvidadoron el juramento hipocrático y desatienden a los indolentes y atiende a los pudientes y les cobran hasta la picada de un ojo y se van a huelga y abandonan
al pueblo por falta de “remuneración” por un servicio no prestado.
Sueños, sueños, sueños… tengo tantos sueños, que dormir sería una pesadilla.
Ana Pereyra es una comunicadora dominicana, miembro del Colegio Dominicano de Periodistas, Seccional Nueva Jersey.
Fuente : Cristalycolores.com
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