3 de noviembre de 2010

LONEL FERNANDEZ ,VA, O NO VA?

Una vez concluidas las elecciones del pasado 16 de mayo, la principal interrogante política del país ha sido si Leonel Fernández irá o no como candidato a la Presidencia de la República en el 2012, y junto a ésta, si modificará la Constitución recién proclamada o encontrará otro subterfugio.

Que el pueblo dominicano se debata en estas preguntas, y que el presidente Fernández no aclare sus intenciones, es vergonzante y muestra el bajísimo nivel de institucionalidad en la sociedad dominicana.
Primero, el presidente Fernández ha gobernado en tres ocasiones, por tanto, no es posible argumentar que merece un retorcimiento de las reglas constitucionales para otro chance.

Segundo, la Constitución vigente fue auspiciada y negociada por Fernández, con amplio conocimiento de lo que pactó. Entonces, ¿no cree en sus propios acuerdos?

Tercero, hay que abandonar de la discursiva política el ridículo argumento de la “soledad del poder” para justificar aspiraciones reeleccionistas. El poder, como la vida misma, es una conjunción de compañía y soledad, y quien no esté apto para la soledad no merece gobernar.

Lo que ocurre en República Dominicana es que a todos los beneficiarios del gobierno les aterra la posibilidad de un cambio de presidente, porque están demasiado aferrados al poder para seguir derivando beneficios.

Hay incluso muchos peledeístas que no confían en que otro candidato les asegura el triunfo, o piensan que si triunfan, otros compañeritos serían los agraciados. Esto desdice mucho de la institucionalidad del PLD; su fuerza no debe depender tanto de una persona.

En varias ocasiones he utilizado el término “estreñimiento” para referirme a la situación actual del PLD ante la ambigüedad de Fernández sobre la reelección. Hoy agrego otro término médico para describir la situación: “cólicos”.

En el PLD hay diversos aspirantes desesperados por una aclaración de Fernández. Unos han subordinado públicamente sus aspiraciones a la decisión del Presidente, otros esperan con cólicos la resolución.

Sólo Leonel Fernández sabe si intentará presentarse o no.

Lo que sí es claro ya, es que el PLD transita por un peligroso proceso de putrefacción interna porque no hay mecanismos institucionales en funcionamiento para procesar las aspiraciones de diversos precandidatos y sus seguidores.

Las decisiones del Comité Central de dejar todo como está dan apariencia de paz, pero son simplemente tapones para contener el mal olor interno, y las asambleas para juramentar nuevos miembros son escaparates para mostrar el dominio de Fernández y mantener disminuidos a otros aspirantes.

También es claro que la candidatura presidencial del PLD la determinará Fernández, sea él o escogiendo a otro.

Cuando llegue ese momento, las posturas en el Comité Político no serán necesariamente tan amigables como fueron para el 2008, cuando Fernández recibió apoyo casi unánime. En aquel entonces la Constitución le concedía el legítimo derecho a repostularse, y además, no había tanta desesperación y hartazgo entre algunos precandidatos y seguidores.

El presidente Fernández tiene gran maestría política en muchas de sus decisiones y actuaciones, pero en estas circunstancias, su aparente o real desapego a la institucionalidad constitucional que él mismo procreó, conlleva un alto costo político para su partido y el país.Repito lo dicho en otros artículos, la democracia no fue creada ni funciona bien con aspiraciones vitalicias.

Para eso existen las monarquías y las dictaduras, y si el deseo de Fernández era la reelección indefinida al estilo Balaguer, debió hacerlo cuando negoció su propia Constitución.

La democracia no es para perpetuar gobernantes independientemente de cómo hayan gobernado. En palabras de Winston Churchill: “La alternancia fecunda el suelo de la democracia”.

*Reproducido del periódico HOY

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