13 de julio de 2010

LAS SUEGRAS


En casi toda las culturas, decir suegra es sinónimo de vieja chismosa que destruye matrimonios. Y esto así porque, en muchos de los casos, la madre de uno de los que conforman a la pareja rechaza a su nuera o al yerno, o simplemente no tiene interés de estar cerca de ella. Esto conlleva a que haya una competencia entre estas dos personas que genera un juego de poder en el que la esposa o esposo se siente atrapado entre dos seres muy importante en su vida.


Raquel Liberman, psicóloga y psicoterapeuta especializada en terapia individual, familia y de pareja, explica que los conflictos entre las nueras, los yernos y la suegra son frecuentes cuando los hijos (as) están muy apegados emocionalmente a la madre. “En este tipo de dinámicas, la lealtad del hijo (a) está con ella, y con la entrada de otra persona se siente desplazada.”

La experta añade que esto suele suceder más a menudo entre los hombres y que es de vital importancia que se busque un equilibrio entre ambos seres que él ama, haciéndole entender que son cariños completamente distintos y dejándolo claramente establecido a la madre que no debe involucrarse más de lo debido en las relación con su pareja. “Cuando el hombre se inclina hacia la mamá y permite que intervenga en las decisiones personales del matrimonio, hay una invasión en el hogar”, aclara.

La galena considera que si el hombre está desprendido emocionalmente de ella, no debe darse esa situación y la nuera no sentirá que su suegra se entromete. Aunque, es bueno aclarar que, aun en una dinámica familiar sana, a veces los carácteres e ideologías de las personas causan incompatibilidad. Un consejo adecuado es observar la relación de la suegra con su pareja, con la finalidad de entender su conducta. Si se trata de una mujer soltera, divorciada o viuda, será sencillo comprender que intenta llevar sus vacíos a través de su hijo.

Liberman explica a las mujeres que si su compañero no le da el lugar que le corresponde por complacer a su madre, lo exprese desde el primer momento, evitando con esto atacar, agredir o ofender, a esa persona tan especial que le dio la vida a su esposo. Sin ofender a nadie, debe hacerle entender las consecuencias y los sentimientos que surgen cuando su madre interfiere en la relación de los dos.

Evitar los inconvenientes

“Es importante que la suegra no se inmiscuya en la toma de decisiones de la pareja ni actúe por cuenta propia, sin pedir autorización, porque esto afecta la integridad del matrimonio. En mucho de los casos lo hacen con la finalidad de ayudad, pero terminan complicándolo todo”, refiere la terapeuta familiar Olga Zapata.

Comenta que el diálogo es fundamental para mantener una buena relación. Tanto el hijo como la nuera debe poner reglas en el hogar para que no se sobrepasen los límites de privacidad y de decisiones de la pareja.

Ambas especialistas concuerdan en que el rol de la suegra debe ser como el de cualquier otra persona cercana al matrimonio: el de brindarle toda la ayuda necesaria para la felicidad de los hijos, sin llegar al punto de ser o parecer una entrometida.

“El hecho de que la nuera o el yerno sean personas que provengan de distintos ambientes, con otro tipo de costumbre y educación, dificulta una integración a la nueva familia, pero hay que esperar que surja de manera natural la relación sin llegarla forzar el proceso de adaptación a otro ser que ante era un extraño”, puntualiza Zapata.

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