28 de diciembre de 2009

EL IRRESPETO A LOS DEMAS CON EL RUIDO






No puede haber nunca libertad para violar los derechos de los demás.

La libertad sólo tiene sentido si la concebimos como la definía Martí, es decir, como el derecho de todo ser humano a vivir con decoro. Porque no hay libertad donde no hay decoro.

La libertad no puede ser licencia para abusar, oprimir, ignorar a los demás como lo hacen quienes, desde sus negocios o desde sus vehículos, atruenan, escandalizan, abusan de todo el mundo.

Eso sólo ocurre en países en donde las autoridades hace tiempo que no saben cuáles son sus deberes; a las que, por ignorancia o por complicidad, les importan un comino los derechos de la ciudadanía.

Ya es hora de que se ponga freno a la ostentación de colmaderos y negociantes indolentes, peloteros ignorantes, traficantes, ricos recientes y todo género de violadores de los derechos ciudadanos quienes, con el ruido de las bocinas de sus vehículos y negocios, viven escupiendo su recién adquirido “bienestar” en la cara de los demás y sin que las autoridades digan ni hagan nada.

Las autoridades no tienen función más alta que la de hacer valer los derechos de la ciudadanía.

Para eso las paga esa misma ciudadanía. Y a las elegibles, las elige y las paga la ciudadanía precisamente para que hagan valer los derechos ciudadanos.

Las autoridades no pueden seguir haciéndose las ignorantes ante la peste de ruido que ha tomado los pueblos y barrios de nuestro país.

Una plaga que resta calidad de vida a los envejecientes, a los niños, a los enfermos; que impide estudiar a los jóvenes y vivir tranquila a la ciudadanía en general. Es hora de actuar y legislar para que haya cárcel y multas para quienes de tal manera violan los derechos humanos.


Fuente:Perpectivaciudadana

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