Luis Cabrera nunca creyó que en esta comunidad fronteriza, alejado de familiares, encontraría la tranquilidad para criar a sus tres hijos. “Llegué aquí pensando durar dos años, adquirir recursos para incursionar en un consultorio privado, pero pájaro viejo no sabe hacer nido nuevo”, asegura el doctor.
Cabrera confiesa que le da nostalgia estar lejos de su familia, pero recompensa ese sentimiento con el placer que le produce prestar servicio en una comunidad que necesita tanto de él. Llegó en 1983 y por 14 años fue el único ginecólogo que hubo en la región, lo que significó ser médico las 24 horas.
El que más tarde sería director del hospital Ramón Matías Mella realizó sus estudios gracias a conseguir un crédito educativo y viajando en bicicleta a la universidad.
Su hijo Luis Geraldo dice: “Mi papá es como ningún otro, siempre nos ha apoyado en todo y estuvo ahí cuando lo necesitábamos”.
Con varias décadas transitadas en los pasillos clínicos, Luis todavía visita los plays de Softball donde se desempeña como pícher. Asegura el diestro ginecólogo que su otra pasión es el deporte.
Fue director de la Asociación de Sofball y Baseball. Desempeñando él la última función, Dajabón obtuvo el galardón del vicecampeonato infantil.
Luis Cabrera cree en los firmes valores morales y en defender su criterio, se define como creyente, confiado de que hay un Dios que todo lo ve y todo lo puede. “Si soy médico es porque Dios me dotó de conocimientos, y mis prácticas profesionales deben ir apegadas a sus mandatos”, asegura.
LISTIN DIARIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario