6 de abril de 2011

EL DIALOGO DEL PRD NUEVO Y EL PRD VIEJO

                                                                             Por: Orlando Gil,del Listin Diario

La culpa

Todo el problema del PRD (se quiere hacer creer) fue porque doscientos mil peledeístas votaron a favor de Hipólito Mejía, y lo hicieron porque el presidente Leonel Fernández, interesado en tener un contendiente débil, bajó esa línea. Sin esa ayuda sorpresiva y artera, Mejía no le hubiera ganado nunca a Miguel Vargas. El cuento no es chino, si acaso novela negra sueca, pero se hace y una parte del PRD, si no lo cree, por lo menos lo propaga y era su bandera de resistencia. Ahora bien, si hay culpa, tiene que haber culpable.

Nadie acusa directamente a Mejía, y no podría serlo, puesto que hasta ahora no hay pruebas fehacientes de que entre Mejía y Fernández existiera entendimiento previo a la convención. La visita del mandatario al paciente Mejía en la Plaza de Salud no pasó, como reveló esta columna, de una chercha de familia, en que los nietos aprovecharon para sacarse fotos con el jefe de Estado, con el regocijo del abuelo que –como se sabe– se mata por un can. ¿Era ocasión para que afinaran un plan con el objetivo de sacar de juego a Vargas? Ni el realismo mágico del boom daría para tanto…

Sin encono

El aspecto más subjetivo de la cuestión es que haya culpa y no culpable. Que se conozca el resultado y ninguna gestión. Cuando se conversa con los seguidores de Vargas, no se siente que haya encono, odio o resentimiento por la intromisión y sus consecuencias. De serlo, sería un acto de alevosía política. Al contrario, se le reconoce lo que (sacándole a Maquiavelo su comida aparte) sería expresión de su genio político, de sus habilidades tácticas.

Comprenden (que nunca justificar) que el presidente Fernández busque dividir al PRD. Si no hay encono, odio y resentimiento contra el jefe del Estado, que se involucró y se constituyó en parcial en un pleito ajeno ¿por qué descalificar el triunfo de Mejía, quien hipotéticamente se benefició de una malicia que tenía como destinatario a un tercero? No debe olvidarse que Vargas fue quien abrió el camino de los entendimientos con el presidente Fernández. El ahora criticado Acuerdo de las Corbatas Azules fue en su momento uno de los puntales de su liderazgo emergente. Así que fue con su propia seña que le robaron la base. Dice el refrán que quien ríe de último, ríe mejor…

Equipos

No dejó de ser interesante, ni de llamar la atención, los integrantes de los equipos del diálogo, que ahora se tiene que nunca fueron de negociación. De parte de Mejía, dirigentes curtidos en las luchas internas que en el PRD son frecuentes e interminables, y del lado de Vargas, novatos que no han jugado una temporada completa.

Todavía no se conocen los detalles del entendimiento final, pero entre los suyos se recelaba de las habilidades de Neney Cabrera y Andy Daujhare, y no se atribuía mucha importancia a la presencia de Virgilio Bello Rosa. Unos decían que estaba por su condición de delegado ante la Junta Central Electoral, y otros convenían en que como abogado podía dar forma jurídica o sustento legal a lo que se acordara. Fello Suberví, César Cedeño y Yadira Henríquez, desde el punto de vista de los perredeístas, superaban en experiencia a su contraparte.

Incluso, eso pudo comprobarse la primera vez que se vieron la cara: “Los muchachos” botaron las fichas al proponer una alternativa imposible, y de la que no valía la pena hablar…

Escenarios

Esa salida de “los muchachos” fue reveladora de que esa parte estaba acostumbrada a negociar con ventaja, o de que confundía los escenarios. Que no se daba cuenta de que era un negocio político y no el regateo propio de un bazar árabe. De seguro que no se registrará en la historia, pero sí quedará como parte del anecdotario político.

Esa primera propuesta roncaba como el lobo después de engullirse a Caperucita: La anulación de la convención y la convocatoria de otra en noventa días; y si no, la dirección a largo plazo del partido y la mitad de los cargos del potencial gobierno. Entre otros puntos. Los comisionados de Vargas pidieron más de lo que les hubiera tocado si hubieran ganado la contienda. Ellos mismos después se asustaron, y lo rebajaron casi todo a cuenta propia, reconociendo sin decirlo que habían puesto un huevo, el segundo del proceso. Solo una contraparte tan rejugada como la de Mejía pudo pasar por alto lo que todavía no tiene calificativo justo, si fue osadía o desvergu¨enza. No hay dudas, era el PRD nuevo contra el PRD viejo…



LISTIN DIARIO

No hay comentarios: