Con tres millones de personas en una de sus más famosas playas, Rio de Janeiro se rindió a los pies del papa Francisco, quien al culminar su primera gira como pontífice en la región que lo vio nacer dejó instrucciones claras sobre lo que quiere: jóvenes misioneros en la calle, obispos que trabajen de cerca con la gente y renovar internamente la Iglesia.
Francisco, quien ha mostrado claras diferencias con sus predecesores, en primer lugar por ser el primer latinoamericano a llegar al trono de Pedro, encabezó una misa dominical con al menos tres millones de personas congregadas en la playa de Copacabana y que marcó el cierre de XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.
Con la cantidad de asistentes, fue la segunda mayor desde la Jornada de Filipinas en 1995, donde se calcula asistieron cinco millones, según datos del Vaticano.
El pontífice partió hacia a Roma a las 19.35 horas (2235GMT). “En este momento comienzo a sentir un inicio de saudade. Saudade de Brasil, este pueblo tan grande y de gran corazón. Saudade de la sonrisa abierta y sincera que he visto en tantas personas”, expresó en su mensaje de despedida.
“El papa se va, les dice ‘hasta pronto’, un ‘pronto’ ya muy nostálgico, saudoso, y les pide por favor que no se olviden de rezar por él. El papa necesita la oración de todos ustedes”, expresó.
Francisco, nacido en Argentina, habló en la jornada claro y alto a su feligresía, a los jóvenes y a los obispos congregados en la Conferencia Episcopal Latinoamericana, exhortándolos a no tener miedo y salir a la calle como misioneros y ser verdaderos servidores.
Uno de los focos de su papado ha sido precisamente que la Iglesia ha perdido fieles porque luce anticuada e incluso no logra llegar a la gente con un mensaje sencillo. Sin embargo, el santo padre no hizo sus señalamientos por casualidad, después de todo se encuentra en la zona con mayor número de católicos: América Latina, 40% de los 1,200 que hay en el mundo y en Brasil, que cuenta con mayor cantidad de fieles, al menos unos 120 millones de personas.
“Vayan sin miedo para servir”, llamó el pontífice a los jóvenes al hablar ayer domingo en la homilía de la multitudinaria misa final de la Jornada. Jesucristo, la Iglesia y “el papa cuentan con ustedes” en esa misión, añadió, arrancando vivas de entre la multitud.
Más tarde, el papa indicó cómo debería ser el trabajo de los obispos, y ante un silencioso auditorio aseguró que el “obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear”.
Los obispos “deben amar la pobreza... hombres que no tengan psicología de príncipes. Hombres que no sean ambiciosos”, les dijo. Expresó en forma contundente que el lugar del obispo para estar con su pueblo es triple: “O adelante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y fundamentalmente, porque el rebaño mismo también tiene su propio olfato para encontrar nuevos caminos”.
Al final “disculpen cualquier zafada (atrevimiento)... (pero) tenía que hablar de obispo a obispo”, terminó el santo padre, quien a lo largo de la Jornada iniciada el 22 de julio ha machacado sobre la necesidad de que la Iglesia salga a la calle, cuente con los más jóvenes, pero también con los ancianos.
El vocero del Vaticano, el padre Federico Lombardi, dijo que en medio de su intensa agenda en Brasil, el pontífice estaba en perfecto estado y no muestra señales de fatiga en medio de condiciones meteorológicas marcadas por la lluvia y el frío.
“Franciscoooo, Franciscoooo” se oyó gritar a la compacta multitud a lo largo del recorrido de más de cuatro kilómetros de la vía que bordea la famosa playa y que ha sido escenario en el pasado de famosas bandas de rock y eventos deportivos.
Listin Diario
No hay comentarios:
Publicar un comentario