La enorme sonrisa de Víctor, su alegría, expresada en una gestualidad abundante, es en mucho el reflejo de una comunidad que ha cambiado y que poco a poco abandona el lastre de la pobreza extrema. Ouanaminthe ha crecido en parte por el comercio fronterizo y por el lado formal, dada la creación de empleos generada por la zona franca Codevi.
Siete mil hombres y mujeres han formalizado sus vidas con un empleo digno que les permite un ingreso promedio mensual de 10 mil gourdes, un salario muy apreciable dentro de la deprimida economía haitiana.
El sonriente Víctor es el administrador del Parque Industrial. Toda la gerencia media también es haitiana. La presencia de trabajadores dominicanos es mínima.
El nombre españolizado de Juana Méndez (Ouanaminthe) nada tiene que ver con el original en francés y es más una adaptación puramente fonética, aunque desde el lado dominicano no existe otro. Es quizás una expresión más de la inequidad de las relaciones entre los dos países donde el lado este tradicionalmente ha impuesto las reglas de juego.
El incremento de la actividad comercial, la creación de miles de empleos fijos y las actividades sucedáneas que esto genera han modificado la vida de Ouanaminthe de un extremo al otro. El Villorio de los 80 es una comunidad de 120 mil almas, con calles asfaltadas y una activa vida comercial. La población se ha triplicado en la última década.
Codevi es un lugar en el que miles de haitianos se ganan la vida produciendo textiles para una decena de marcas de primera línea. Es también un ejercicio de desarrollo económico que impacta ambos lados de la frontera y que aprovecha las iniciativas económicas que intentan impulsar la deteriorada economía haitiana. Levis, Dockers, Old Navy, DKNY, Aeropostale, Polo, Hanes y Fruit of de Loom son algunas de las marcas que se producen en este parque empresarial.
Situada en la margen oriental del río Masacre, aunque en territorio haitiano, Codevi no es solo un parque industrial con enormes naves repletas de gente. El espacio alberga su propia escuela de formación, una clínica general y odontológica, servicio de planificación familiar y club para embarazadas. Cuatro estacionamientos para bicicletas y uno para motos reflejan un cuadro cercano al progreso individual del haitiano común.
La visión de Fernando Capellán como líder del Grupo M en Santiago superó la crisis del modelo de zona franca y las veleidades de nuestra economía donde las necesidades políticas priman sobre el imperativo de la creación de riquezas. El juego a los azares con la tasa de cambio de finales de la década pasada arrastró a decenas de miles de trabajadores al mundo de la informalidad.
Grupo M sobrevivió a la crisis creando su propio modelo, integrando todos los elementos de valor a la producción y desarrollando el talento dominicano en todos los aspectos de la industria de la moda. Mientras Codevi produce en masa y genera empleos en Haití, en Santiago el talento creativo y la alta tecnología integran al país al mundo de la producción de textiles de alta calidad.
Por: Altagracia Salazar
El Caribe
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