María admite que desde los 14 años de edad comenzó a tomarle amor a la calle y a tener relaciones sexuales de manera descontrolada, lo que provocó que a sus 15 años diera a luz a su primer hijo, convirtiéndose en madre en plena adolescencia.
Hoy con treinta años de edad y un brillo intenso en sus ojos que muestran sus ganas de luchar por un mejor estilo de vida, lamenta haber dejado sus estudios de lado y no haber escuchado los consejos de su madre. “Yo empecé a tomarle amor a la calle temprano. Salí con mala suerte, ahora yo sola que tengo que mantener a mis cuatro hijos”, externa.
Su vida se pinta de otro color tras contar que por más de diez años fue trabajadora sexual, porque el desempleo y la necesidad de mantener a sus hijos la empujaron, pero hace apenas un año asegura que se retiró del oficio. “Cuando conocí el Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN) la vida me cambió. Yo iba a las charlas, ellos me invitaban y después me hice voluntaria, hasta que gracias a Dios ya me salí, Coin me dio esa ayuda”, dice con orgullo.
Con el aporte económico que recibe de Coin, lo que se convierte en su entrada fija, puede pobremente alimentar a sus hijos, pero el solo hecho de pasar más tiempo con ellos es el mejor premio que siente ha recibido. “Ahora yo estoy muy contenta, porque puedo revisarles sus clases y si me mandan a buscar de la escuela, como a veces lo hacían y nunca podía, me avergonzaba por el bajo a alcohol y siempre mandaba a mi mamá, pero ahora yo voy. Ahora gracias a Coin puedo representar y disfrutar a mis hijos más”, exclama al sostener una enorme sonrisa.
La joven madre soltera que solo llegó hasta el séptimo grado de básica, narra la incomodidad y el sacrificio que tenía que tolerar mientras sostenía relaciones sexuales con sus clientes. “Uno es maltratado verbalmente, cualquier inconveniente de una vez una multa, y le hablan a uno mal, tratan a uno como una mujer de la calle, como una basura. Y yo me sentía así, pero lo tenía que hacer, me quedaba tranquila y seguía en mi trabajo”, recuerda con la voz entrecortada.
Siente que es imposible comparar el estado de tranquilidad con el que vive ahora con esas oscuras experiencias del pasado. “Es mucho la diferencia, ahora yo me levanto bien, si me toca trabajar, lo hago; pero yo vivía trasnochada, con dolor de cabeza, con una rezaca que no podía conmigo y tenía que estar con una persona que no me gustaba, todo por la necesidad”, explica.
María cometa que el bar donde trabajaba era un sitio al que asistían muchos clientes, y ahí mismo estaban las habitaciones. “Eso era rápido (el acto sexual), media hora con un cliente. Cuando las cosas estaban buenas yo salía hasta con cinco clientes en una noche. Yo sabía tener en una noche hasta 7 mil pesos y cuando habían turistas, hasta 15 mil pesos, todo dependía de los clientes”, recuerda.
Sin embargo, confiesa que no es fácil verse apegada a un sueldo, no tan llamativo, pues hay momentos en que pierde la calma y teme volver al oficio sexual. “A veces me veo desesperada como madre soltera con problemas y digo oh Dios mío yo no quiero coger la calle señor, ilumíname con un buen trabajo. Ahora yo le tengo temor a la calle”, reconoce.
Cuando yo estaba en la calle me sentía una reina, eso era pinta van y pinta vienen, y todo lo que necesitaban mis hijos, aunque me esforzaba como no era, se los daba.
Mensajera voluntaria
Por medio a Coin, actualmente se desempeña como mensajera voluntaria, impartiendo charlas a mujeres que están en el trabajo sexual, espacio donde ella les habla de la prevención de enfermedades y embarazos, le suple de preservativos y materiales de educación sexual.
“Muchas que necesitan alguna ayuda se acercan a mí, me lo reportan o si tienen alguna enfermedad. Si algunas están afectadas, o con temor, me lo comentan y yo lo notifico a Coin. Las ayudo en lo que pueda”, agrega la joven.
Indica que cuando ella las orienta las chicas le preguntan cómo es que sabe tanto. “Yo les digo que yo sé tanto porque yo era una de ustedes. Cuando yo estoy trabajando con ellas yo no me siento más que ellas, yo me pongo a su nivel. Por eso me tienen confianza y con cualquier problema se acercan a mí y me lo dicen”, argumentó.
Después del mal rato y las largas noches de trabajo, María les exhorta a las trabajadoras sexuales que procuren otra manera de buscar su sustento,” porque en realidad esto no es vida, a base de alcohol y una droga pueden fallar y estar con una persona que les dé mucho dinero, y hacerlo sin preservativo y después, ahí viene la enfermedad, algo que después, el resto de su vida, se van a arrepentir y entonces también sus hijos van a pagar porque la van a perder”.
COIN
El director del Centro de Orientación e Investigación integral, Santo Rosario, informó que en el país unas 25 mil mujeres se dedican al trabajo sexual, sin embargo, afirmó que el reto es reducir las cifras de féminas infectadas por el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, se está logrando.
Sostiene que las trabajadoras sexuales son madres, hermanas y mujeres solas, que a diferencia de otros países no están en el trabajo sexual porque les gusta, sino porque vienen de familias disfuncionales, les faltó educación y se ven en la responsabilidad de mantener a sus hijos o a su madre y no encuentran fuentes de empleo.
“Todas las mujeres que hemos consultado dicen que desean salir del trabajo sexual, pero que necesitan tener un proceso de aprendizaje y oportunidades de empleo”, alegó.
Rosario entiende que cuando el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, dice que hay centros que prostituyen a las mujeres, está provocando que estas se atemoricen y se vayan a la clandestinidad y que por lo tanto, no accedan a los servicios de salud que les están ofreciendo a través del Estado y otras organizaciones.
“En sentido general las mujeres no están siendo prostituidas por ningunas redes, sino que asumen el trabajo sexual porque no tienen opción. Aquí no hay redes como existen en otros países. Aquí hay personas que opcionalmente pueden cometer el delito de traficar o tratar a esas mujeres, pero en sentido general, la mayoría de las mujeres están en el trabajo sexual porque la sociedad las empuja. Ese tipo de declaración desbarata todo lo que hemos estado haciendo desde años”, explicó.
Políticas públicas
El investigador considera que estas medidas se basarían en ofrecerles acceso a los servicios de salud, apegados a su realidad, que incluya el tema de las drogas y las enfermedades de transmisión sexual; un proceso de políticas de autoempleo, que tenga como pilar las habilidades de las féminas, y las carreras son apropiadas para cada una de ellas, entre otras.
“Que en ese trayecto ellas puedan tener acceso a los programas de solidaridad, bono gas, comer es primero y el seguro de Senasa. Además de que esta propuesta apoya a las mujeres que están trabajando en sitios de recreación nocturna y cumplen un horario, quienes deben ser protegidas por la seguridad social. No hay una política que le dé seguimiento a esos casos”, declaró Rosario.
Listin Diario
Por: Isabel Leticia Leclerc
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