17 de marzo de 2013

FRANCISCO I , ROMPE MOLDE



Mientras los fieles veían el humo blanco salir de la chimenea de la Capilla Sixtina, el maestro de ceremonias le ofrecía al nuevo Papa la tradicional capa roja ribeteada con armiño, la cual usaba feliz su predecesor, Benedicto XVI, para las ocasiones ceremoniales.
"No gracias, monseñor", cuentan que dijo. "Se acabaron los tiempos del carnaval".


Una hora después de su elección el miércoles, el nuevo Papa se escabulló del Vaticano en un auto camuflado. Quería rezar y agradecer en la misma basílica romana donde el fundador de su orden, Ignacio de Loyola, alguna vez rezó.
Tras la visita le pidió al chofer del auto que hiciera una parada en el hotel clerical del centro de Roma donde se había quedado antes del cónclave. Quería pagar la cuenta y recoger su equipaje.
Al día siguiente, Francisco una vez más abandonaba el Vaticano de incógnito para visitar a un amigo enfermo en el hospital.

Otro de los momentos clave ocurrió cuando el Sumo Pontífice abrió los sellos del departamento papal, en el Palacio Apostólico, para tomar posesión de su nuevo hogar. Mientras funcionarios del Vaticano se inclinaban en una reverencia y el arzobispo George Gaenswein, secretario del retirado papa Benedicto XVI y amo de la casa papal, buscaba el interruptor de la luz, Francisco permanecía inmóvil en la oscuridad, observando la escena.
"Aquí caben 300 personas. No necesito todo este espacio", se dice que dijo.


BBC MUNDO





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