Ramón Semorile, es un ex narcotraficante dominicano que en las décadas de los setentas y ochentas, formó parte de algunas de las bandas más peligrosas y sangrientas de la ciudad. Era, recuerda, una época en la que los niños crecían y se desarrollaban por sí solos en el bajo mundo. Su larga conducta criminal, lo llevó a caer 26 veces tras las rejas. Dice que un día miró hacia atrás y reconoció que no había nada, enfrentando los riesgos de ser asesinado o podrirse en los barrotes. Ahora, Semorile tiene 51 años y después de tanto tiempo en fechorías delincuenciales, decidió que el mejor de los caminos era acudir a una organización que lo ayudara a resarcir su vida y lo orientara adecuadamente.
“Fue entonces, cuando decidí cambiar mi vida”, sostiene el ex narco criollo. Acudió a la entidad Bronx Community Solutions (Soluciones Comunitarias de El Bronx), donde como tantos otros de su estirpe, fue acogido e insertado en los programas de orientación social que tiene la organización y que incluyen la regeneración de los ex criminales que han purgado sentencias y su reinserción en la sociedad a través de formarlos con oficios, después de cuyo aprendizaje, los ayudan a encontrar trabajo.
128 mil ex presos siguen viviendo en la ciudad y Semorile es sólo uno de ellos. Con el paso del tiempo y su voluntad de dejar atrás todo lo sucio en lo que se involucró, al cabo de 5 años trabajando en la agrupación, ya es uno de sus orientadores más prominentes.
Comenzó a asistir al Centro de Recuperación de la organización, situado en el 509 de la avenida Willis en el mismo condado y allí, pudo conocer las amargas experiencias de otros, lo que le ayudó a enderezar su vida.
Semorile rememora que en los 70 y los 80, los narcotraficantes habían creado una situación caótica en toda la ciudad. “Me enredé con la gente equivocada en mis tiempos de adolescencia, llegué a vivir y a dormir en edificios abandonados, me enredé en pandillas y vendía drogas de las fuertes. Muchos de los narcotraficantes del momento, les robaban hasta sus propios compañeros”, añade el ex convicto dominicano.
Para entonces, residía en el vecindario de Soundview, una población compuesta por una combinación étnica muy explosiva: boricuas, dominicanos y afroamericanos. “Los niños estaban creciendo por sí mismos”.
Dice que si en su época de malhechor, hubieran existido grupos similares a Bronx Community Solutions, tal vez él, nunca hubiese caído en el narcotráfico y otros delitos. Durante su estadía en el programa recibió capacitación para la transición de una vida a otra y orientación para que se readaptara adecuadamente. Hoy es un destacado supervisor de la entidad y guía a pequeños delincuentes que cumplen condenas en las cárceles.
“Mi principal filosofía con ellos es decirles que no importa cuántas veces fueron arrestados, sino lo que van a hacer después de las detenciones”, explica Semorile. “Siempre trato de tomar aquello que realmente quiere cambiar su vida”.
Mandolina Restrepo, directora ejecutiva de la asociación, señala que aparte de la enorme cantidad de gente que llega a la entidad en busca de ayuda desde las prisiones, El Bronx sigue teniendo altísimos niveles de pobreza y bajos niveles de salud y esas necesidades convergen para crear un montón de problemas.
Pamela Valera, una profesora asistente en la Escuela de Medicina Albert Einstein y que investiga la situación de salud de los ex convictos integrados al programa, dijo que el objetivo principal es proporcionar el intercambio de información.
Restrepo concluyó informando que la organización tiene planes de abrir un centro similar en Harlem, donde contactarán a los administradores de viviendas para establecer programas de trabajo en los que laboren muchos ex convictos. Semorile, relató parte de su vida al tabloide Daily News que destacó su historia.
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