Este caso, desde el principio tuvo mas sombras que
luces, y el Ministerio Público, lejos de representar el reclamo de una
sociedad humillada por una estructura de narcotraficantes que operaba
libremente por la protección que recibía de jerarcas militares,
policiales, legisladores y políticos inescrupulosos, se prestó a mirar
para otro lado y solo llevar al banquillo de los acusados al lado mas
débil de la cadena.
Lo pernicioso de esta sentencia es que deja como
cosa juzgada el caso de Figueroa Agosto y por tanto queda libre e impune
la estructura criminal que le dio sustento y que por tanto seguirá
actuando en perjuicio de la sociedad.
Con un Ministerio Público y un aparato de justicia
funcionando así, es natural que la sociedad nuestra se sienta en un
estado de indefensión frente al crimen organizado y frente a la
delincuencia común.
NUEVO DIARIO
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