23 de enero de 2010

EL OBISPO SE PUSO " GUAPITO CON LA TARDANZA DEL PRESIDENTE"


HIGÜEY, República Dominicana.- Aunque la característica impuntualidad del presidente Leonel Fernández es ampliamente conocida en el país y muchos ya están acostumbrados, para algunas personalidades, como el obispo Nicanor Peña, aún resulta desagradable.

“¿A qué hora llega el señor presidente?”, preguntaba insistente Peña, obispo de La Altagracia, mientras esperaba al jefe de Estado para comenzar la homilía con motivo del Día de la Altagracia.

Pese a que el gobernante ya estaba retrasado, según la agenda prevista por la Basílica de Higüey, y la misa no había comenzado a tiempo, el coronel José de León, oficial del Cuerpo de Ayudantes Militares (CAM), sólo respondió: “En cinco minutos, señor”.

“Por favor no me mienta, que sean cinco minutos”, ripostó visiblemente molesto el prelado cuando ya eran más de las 10:05 de la mañana del jueves y la misa oficial para venerar a la patrona de los dominicanos no podía comenzar debido a la ausencia del jefe de Estado.
Al ver la molestia del sacerdote, el oficial solicitó a través de su radiotransmisor más información sobre el traslado del mandatario: “Adelante comando, ¿en qué tiempo llega La Persona?”

“Menos de 10 minutos”, fue la respuesta que recibió el militar, quien sin embargo no se lo comunicó al obispo de La Altagracia.

Mientras continuaba su espera y se hacía más tarde para la misa en honor de Nuestra Señora de La Altagracia, monseñor Peña comenzó una conversación con el padre Evaristo Arache, rector de la Basílica.

“La actitud del presidente (de llegar tarde) es muy típica de los dominicanos, que no sé cuándo cambiarán”, trató de justificar Arache ante la molestia del obispo.

“¿Pero por qué es que siempre llega tarde?”, insistió Peña, al considerar que llegar retrasado a los actos de la Virgen es un “irrespeto”.

A las 10:16 de la mañana, oficiales del CAM le informaron de la inminente llegada del mandatario.

El helicóptero que transportaba al jefe de Estado descendió alrededor de las 10:30 de la mañana en una de las aéreas verdes de la Basílica. “Por fin llegó el presidente”, fue lo único que se limitó a decir el obispo Peña.

La nave en la que Fernández viajaba con la primera dama, Margarita Cedeño, se unió a otros siete helicópteros y 25 vehículos todo-terreno estacionados en la zona del Basílica y en donde habían llegado otros funcionarios.

Además, en un estadio de softbol ubicado cerca de la Basílica estaban estacionados otros vehículos todo-terreno con placas oficiales. Muchos de ellos permanecieron encendidos mientras transcurría la homilía.


Fuente: Clavedigital.com

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